Misiones, La misión de la Iglesia

Si fueras el capitán de una escuadra de comandos militares y estuvieras a punto de abandonar el campo de batalla y dejar solos a tus soldados, de seguro en aquel último instante, desearías poder resumir el objetivo principal de la misión que los llevó a la guerra, el centro mismo de vuestro cometido a fin de transmitírselo a tus soldados y que puedan cumplir su misión para que obtengan la anhelada victoria.

Jesús resucitado está junto a sus discípulos en un monte de Galilea, justo antes de partir a su lugar en los cielos y les dice:

“….Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” (Mt. 28:18-20)

Nótese que el resumen no presenta una infinidad de ministerios, trabajos eclesiásticos o estructuras organizacionales, estos son elementos complementarios e instrumentales. Solamente que a veces nos distraemos en ellos, entonces los medios no nos dejan por momentos alcanzar el fin.

La gran comisión resume el propósito del trabajo de la Iglesia. El poder absoluto del Señor Jesucristo y su presencia eterna están puestos a disposición de su pueblo para ejecutar la misión. El encargo resumido por el Señor define tres aspectos fundamentales:

1. Que hacer:  “…, id y haced discípulos….”

No se trata de hacer adherentes, seguidores o simples creyentes, la declaración indica “discípulos”. Es decir, hombres y mujeres que tienen una relación íntima con el Señor, para conocerle, adorarle, obedecerle y vivir en sus caminos. Hijos de Dios en perfeccionamiento constante. Nótese que debemos ir en pos de ellos. El apóstol Pablo encarnó muy bien esta tarea:

“…..a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre;..” (Col. 1:27-28)

2. Donde hacerlo: “…, a todas las naciones,..”

El impacto de la iglesia debe ser en todos los pueblos de la tierra, debemos llegar a cada etnia y cultura, el encargo es de nivel global:

“…pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” (Hech. 1:8)

3. Cómo hacerlo: “bautizándolos….;  enseñándoles…”

Sintetiza muy bien el impacto personal que debe tener una vida cambiada sobre otra, una cadena perfecta e infinita. Pablo le transmite esta estrategia a Timoteo:

“Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.” (2 Tim. 2:2)

Oremos para que Dios nos infunda pasión por la misión, que nos mantengamos fieles y enfocados en la tarea, que con claridad y sencillez de corazón cumplamos con la misión que nos encargó el Señor Jesucristo “ir y hacer discípulos en todas las naciones”.

Julio Vásquez Salazar

~ por iclamchile en 9 septiembre 2009.